Cirsto del Espíritu Santo (Primeros años del desfile)La fundación de la Hermandad Penitencial del Santísimo Cristo del Espíritu Santo se inscribe en las últimas fases de un proceso de renovación general de la Semana Santa de la ciudad. Esta fase comienza a mediados de la década de los 50 y va a tener como principales protagonistas, a miembros de las generaciones más jóvenes de las familias semanasanteras de Zamora.

En el verano de 1974, un grupo de zamoranos encabezados por Francisco Gustavo Cuesta de Reyna proyecta la fundación de una nueva hermandad destinada a promover el culto a Cristo en torno a la imagen del crucificado que había aparecido unos años antes en la iglesia del Espíritu Santo.

La hermandad no va a contar con el apoyo inicial de la Junta Pro Semana Santa. El argumento de ésta estribaba en que la cofradía había considerado celebrar su salida procesional un viernes de cuaresma -fuera de la semana Santa-, y fuera por tanto de las competencias estatutarias de la misma. En un plano más subjetivo la corporación de cofradías opinaba que ese impulso fundacional tendría un mejor destino en el refuerzo de cofradías ya existentes -y que no atravesaban buenos momentos-, como la Vera Cruz. Por todo esto el consejo rector de la misma acuerda no acceder a la pretendida fundación de la hermandad (…) salvo el mejor criterio del Obispado (…).

La comisión fundadora rectificará el proyecto, planteando que la procesión se celebrara el Domingo de Ramos o el Miércoles Santo, y lo remite nuevamente a la Junta, que en reunión plenaria debate la propuesta y decide posponer la votación para la siguiente asamblea.

Sin embargo, el Obispado –con la sede vacante-, sí va a acoger el proyecto con entusiasmo: tanto el Administrador Apostólico de Zamora, como la curia, cuya fiscalía emitirá un informe positivo, que no exige el aval a la Junta Pro Semana Santa. Este informe le anima a mantener la idea de celebrar la procesión durante la Cuaresma, lo que no deja de ser significativo, teniendo en cuenta que éste era el argumento oficial de la Junta Pro Semana Santa para no apoyar la fundación.

El 12 de diciembre de 1974, Don Antonio Briva Miravent, Obispo metropolitano de Astorga y Administrador Apostólico de la sede vacante de Zamora, aprueba la constitución canónica de la hermandad y firma sus primeros estatutos.

La Junta Pro Semana Santa recibe con cierto malestar la noticia y finalmente va a desestimar la solicitud de ingreso de la hermandad en su asamblea del 21 de diciembre de ese mismo año. En ella retoman su argumento inicial de no considerar de su competencia a una hermandad que iba a celebrar su procesión fuera de la Semana Santa. Sin duda este rechazo iba a condicionar las relaciones entre ambas corporaciones hasta finales de la década de los 90.

La hermandad se fundaba con el objeto de promover la fe y la piedad, practicar la penitencia e incrementar el culto público a nuestro Redentor bajo la advocación del Cristo del Espíritu Santo, según el capítulo 1º de sus primeros estatutos.

Tras la primera procesión, celebrada el 21 de Marzo de 1975, la hermandad volverá a solicitar el ingreso en la Junta, pero para esos momentos, el criterio del Cabildo Mayor ya no era unánime y se producen algunos discursos contradictorios que la Junta no sabe como interpretar. La aparición de una serie de escritos anónimos en la prensa -que presentaban a la hermandad como una víctima de la Junta Pro Semana Santa-, tensó las posturas, provocando que tanto una como otra se enrocaran en sus argumentos (ambas exigían una petición del otro como requisito indispensable para desbloquear el proceso). En 1977 el asunto queda definitivamente en vía muerta.

En los años siguientes la dialéctica entre la hermandad y la Junta Pro Semana Santa será complicada. Con el paso de los años las relaciones se fueron amoldando a posiciones cordiales y de respeto mutuo.

El debate no reaparece hasta 1996, pero el Cabildo Mayor de la hermandad sigue enrocado en su postura de 1977: la invitación para el ingreso en la Junta Pro Semana Santa debería venir de la propia Junta. Finalmente en 1998, la Junta da el paso e invita a la hermandad a ingresar en su seno. El Cabildo Mayor de la hermandad lo aprobará el 14 de febrero, 25 años después de su fundación.

Los fundadores diseñaron una hermandad de “estilo medieval”, con fuertes reminiscencias monacales, que van desde la nomenclatura aplicada a sus cargos directivos y órganos de representación (abad, vice-abad, cabildo menor y mayor, etc.), a la estética de su procesión. Resulta curioso reseñar que el artículo 2 del proyecto de estatutos y el artículo 3 de los estatutos fundacionales, añaden el adjetivo “castellano” a religioso, austero y penitente, para referirse al espíritu de la hermandad. A partir de 1980 este término se cambia por “zamorano”.

Sin duda hay un marcado paralelismo -en el espíritu penitencial y las fuentes estéticas-, con otras cofradías contemporáneas como la Hermandad Penitencial del Santísimo Cristo de la Buena Muerte, así como con las hermandades fundadas a partir de 1950 -la Hermandad de Penitencia, y la Hermandad Penitencial de las Siete Palabras-. De hecho las relaciones con estas dos hermandades serán estrechas desde los primeros momentos (la hermandad de las Siete Palabras medió ante la Junta Pro Semana Santa para conseguir el ingreso de la hermandad, y le prestó diversos enseres en los primeros años; por su parte la Hermandad de la Buena Muerte celebro conjuntamente con nuestra hermandad el X aniversario fundacional en 1984, con una eucaristía en la Catedral).

En un principio solo podían formar parte de la hermandad los varones, según el artículo 5 de sus estatutos fundacionales. La participación de la mujer, bien en la procesión, bien en la cofradía como hermanas de derecho, se planteó en varias ocasiones. De hecho 1979 –en un contexto en el que las mujeres comienzan a integrarse en las cofradías en otros lugares de España-, nueve mujeres solicitan formalmente su ingreso en la cofradía, petición que será rechazada por mayoría en 1980.

A partir de 2006 la hermandad comienza un nuevo proceso de reforma de sus estatutos.  En esta ocasión motivado por la necesidad de adaptarlos al Estatuto Marco para cofradías y hermandades dictado por el Obispado. Este estatuto planteaba, entre otras muchas cuestiones, la incorporación de la mujer a las cofradías con plenos derechos y deberes. El Cabildo Mayor se posiciono contrario a este punto en varias ocasiones, pero a instancias de la fiscalía diocesana las reformas que prescribía el Estatuto Marco tuvieron que hacerse efectivas.

Finalmente los nuevos estatutos, que permiten el ingreso de mujeres en la hermandad, fueron firmados por el Obispo el 31 de mayo de 2010. En la actualidad la Hermandad Penitencial del Santísimo Cristo del Espíritu Santo es una cofradía mixta y está formada por 1.095 hermanos y hermanas.